miércoles, 21 de abril de 2010

Entrevista a Sergio Madrid por Ernesto Gonzalez Barnert en Letras.S5

 
Sergio Madrid Siefeld

 
Por Ernesto González Barnert



Sergio Madrid Siefeld (Iquique, 1967) Nos ha dado al oído una poesía remada del propio sentir y razonar, clara, estampada de esa Atenas que es para nosotros Valparaíso (en contraposición a la Esparta Santiago). Consciente de que escribir es resaltar la ola sin perder noción del mar, de que escribir hoy en día es también un dar cuenta de nuestra conciencia personal. Evidentemente en retroceso. Negada, asechada, golpeada por el ruido de fondo, la distracción y los asuntos de interés público, la uniformidad y nivelación hacia abajo del democratismo imperante. Convengamos en la imagen de un Faro a la hora de resumir su poesía -estos libros que dispongo en orden sobre mi mesa de trabajo-, luz de un reflexivo y perceptivo transcurrir, luz de un intestino quehacer y apreciar. Un faro que nos abriga y recuerda en la intemperie que la poesía es un vivir a la altura de lo extraordinario.



Actual ocupación: Hago clases en el Instituto de Arte de la PUCV


Como definirías tu poesía: No sabría definirla sino como un intento de vivir y/o sobrevivir, de libertad y liberación.

Tu poesía es mezcla de: Razón, porfía y todo tipo de sinrazones.

Tú poesía busca comunicar: ¿Comunicar? Más bien, desenmascarar una época y desenmascararse en ella.

Cuál es tu peor defecto como escritor: La pereza.

Háblanos de tus inicios en la poesía: Mis inicios se remontan a mediados de los ’80 en la Librería Altazor en Viña del Mar, centro de todo tipo de contactos literarios, lo mismo que la camaradería.

Cuáles son tus influencias: Un eje de influencia son los poetas malditos, el Dadá y el surrealismo; otro eje lo conforman los que yo llamo los poetas elegiacos, tales como Hölderlin, Leopardi, Pessoa, Pound, Kavafis y Cernuda; un tercer eje lo conforman la poesía anglosajona de Yeats, Eliot y Auden; un cuarto eje está conformado por un doble sentimiento de rebelión y esperanza, que abarca autores muy diversos como Marx, Debord, los Beats, Led Zeppelin, etc.; agregaría un quinto eje de influencia más reciente, artistas espaciales como Robert Smithson, Richard Long y Matta-Clark, lo mismo que el C.A.D.A y las Yeguas del Apocalipsis (por su hombría).

Cuáles son tus influencias cotidianas: Mis compañeros de trabajo, como Alfonso Iommi, Bruno Cuneo, Virgilio Rodríguez, Guillermo González, Enrique Morales y Francisco Cruz. Otro tipo de influencias son la velocidad de la bicicleta, el viento en el rostro, mi perro (que no es solo mío) y mi mujer.

Tu mejor poema es: Fraternidad (¿?).

Tu peor poema: Juegos Olímpicos (¿?).

Tu mejor libro es: Elegía Para Antes de Levantarse (¿?)

La poesía en Chile es: La institución más importante.

La poesía en Chile no es: Leída.

A la literatura Chilena le sobra: Literatura y farándula.

A la literatura Chilena le falta: Poesía.

Las bibliotecas son: Algunas son oscuras y triviales como los museos, los cines y los cementerios; otras, son luminosas y desordenadas como el taller de un escultor.

El último libro que leíste es: Karl Marx o El Espíritu del Mundo, de Jacques Attali.

El mejor poeta chileno muerto es: Juan Luís Martínez.

El mejor poeta chileno vivo es: Diego Maquieira.

Los diez libros que recomiendas son: La Nueva Novela, de Juan Luís Martínez; La Iliada, de Homero; Iluminaciones, de Rimbaud; Spleen de París, de Charles Baudelaire; La Realidad y El Deseo, de Luis Cernuda; La Sociedad del Espectáculo, de Guy Debord; Walkscapes, de Francesco Careri; Arcano XVII, de André Breton; Otro Tiempo, de Auden; y las Obras Completas de Mafalda.

Quién debería ganar el próximo Premio Nacional de Literatura: En rigor, da lo mismo.

A que le temes: A las alturas y a los piélagos.

Haz un retrato del mapa literario de Valparaíso:

Las calles del centro se podrían llamar Juan Cameron, Ennio Moltedo, Guillermo Rivera o Pablo Araya; Ciertos callejones con escalera y farol podrían llevar los nombres de Claudio Faúndez, Ximena Rivera, Carlos León Jr., Carlos Henrickson y el Diantre; uno de los dos mercados podría llamarse Enrique Moro; todos los cementerios se podrían reunir bajo el nombre de Arturo Rojas; el Cerro Alegre debía tomar el nombre de Claudio Bertoni; el Cerro Los Placeres se puede llamar Virgilio Rodríguez; hay muchos otros cuyos nombres calzan con cada uno de los ascensores, ya sea que bajen o suban; el Faro Puntángeles tendría el nombre de Juan Luís Martínez; la Biblioteca Severin se cambia a Ismael Gavilán; le asignaremos el nombre de Sergio Muñoz al Muelle Barón y el de Gonzalo Gálvez a la Casa Central de la PUCV. Pienso que el nombre de Marcelo Novoa le vendría bien al ex edificio de Correos de Chile. El horizonte de Valparaíso llevaría el nombre de Gregorio Paredes. Y me gustaría que un barco, o en su defecto un bote, llevara mi nombre.



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